lunes, 15 de agosto de 2011

Mi Querido Don Quijote

Debo comunicarle que esa costumbre tan suya de no necesitarme, de anteponer la siesta o los deberes prescritos, hacen que el azúcar se pierda en mi café sin dejar señal alguna.
No encontrarme parece ser su acción más atinada, pero... ¿No extrañarme? Disculpe, allí discrepo olimpicamente.
Sería justo, en todo caso, que lo declare formalmente y entonces yo sabré donde buscar el azúcar necesario, o dejaré de tomar café.
Han cambiado tanto nuestras cotideaneidades, que no me sorprende que el mundo funcione de la manera que lo hace.
No tome Usted esto como una demanda, es la sola aclaración de los puntos de las ies...o los puntos suspensivos. Jamás un punto final entre Usted y Yo.
Lo extraño bastante, hasta después.

Dulcinea.

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