sábado, 3 de septiembre de 2011

Una Princesa suelta en Baires.


Mi Calela
 Si algo heredó Candela de mí, no son esos ojasos, sino las ganas de viajar.
Cuando puede y la dejan, la princesa arma su valija y sin dudar un instante parte hacia alguna aventura.
Por acá quedamos Mamá, Papá, Fifi (que la extraña muchisimo) sus amigas que preguntan ¿Cuando vuelve Candela? y su placard desordenado que prometió ordenar antes de irse.
Anoche llamó para contarme que compró regalos, a saber:
Para Mamá: Una cartuchera de Mafalda $15
Para Papá: Un masajeador de cabeza y cuello $25
Para Fifi: Una careta de pitufina: $3
Una budista progresiva que no obstante, se encontró tentada por unos Borcegos negros.- Queeee???? y bue, las princesas crecen y dejan las ballerinas en los cajones y viajan y se convierten en hermosas mariposas.

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